Pérez Jiménez,
desarrollo sin libertades democráticas
El próximo 25 de abril, se
cumplirán 97 años del nacimiento del ya fallecido ex presidente, Marcos Pérez
Jiménez. Su vida representa la contradicción existente entre el hombre militar
formado en la academia, capaz en lo organizativo y en el empeño realizador, y
el hombre político (….).
En su gobierno coexistió el
impulso desarrollista del país y la represión a las manifestaciones disidentes;
la existencia de orden y seguridad, a cambio de la vulneración de los derechos
humanos y políticos de una sociedad en la que se organizaron partidos de
distinto signo ideológico que integraron a mayoritarios sectores urbanos,
campesinos, gremiales, estudiantiles y ciudadanos.
Cuando el dictador se
dirigió entonces al Congreso Nacional, el 4 de noviembre de 1957, presentaba su
obra gubernativa, en los siguientes términos:
"Se ha adelantado en
vasta escala múltiples planes nacionales, entre los cuales cabe destacar los de
Vialidad, Comunicaciones y Transportes; Sanitarios y Asistenciales; de Fomento
Industrial, Agrícola y Pecuario; de Mejoramiento Urbano y Turismo; de
Electrificación; de Incremento de la Enseñanza y Desarrollo de la Ciencia; de
Vivienda, y de Reorganización y Dotación para las Fuerzas Armadas".
(…) Pero más allá de los
aspectos materiales de su gobierno, logros que ya la historia reconoce, en
contraste con ellos, señalaba el dictador como factores negativos de la vida
venezolana la: "pugnacidad política" y la: "presencia en el
poder de partidos cuya organización y fines no corresponden a un sano concepto
político". En virtud de ello, cuestionó a los gobiernos del país
instaurados entre los años 1945 y 1949, durante los cuales: "se hicieron
intransitables las pocas y anticuadas vías de comunicación que existían...; el
déficit de producción...que hubo que importar hasta los alimentos primarios
para la población..."; el aumento de la: "delincuencia" y que
se: "derrocharon más de cinco mil millones de bolívares, y..., no se
ejecutó siquiera una obra de escasa importancia".
Encontrando en los errores
de la democracia la justificación de su gobierno y del orden dictatorial que
había impuesto, exhibía al país: "la obra efectuada" en contraste con
lo que calificaba como él: "engaño de los demagogos"; "la
presencia en el poder de partidos como los que actuaron últimamente..., porque
ellos no conocen a fondo los problemas nacionales ni sus soluciones, no
constituyen fuerza política y son factores de desunión".
Y concluía Pérez Jiménez su
mensaje de aversión a los mecanismos democráticos manifestando que: "Los
partidos son factores de desunión porque acostumbrados a agredir
sistemáticamente, provocan de inmediato las naturales reacciones, generan la
animosidad, destruyen la armonía..."; observando cómo inconveniente:
"diferentes partidos tratando de conseguir cada uno para sí los votos de
los electores, mediante discursos en donde las amenazas y la difamación se
mezclan a promesas y ofertas de bienestar...; calles de ciudades y pueblos
pintadas y empapeladas hasta la saciedad...; la población entregada a
discusiones y al forcejeo mental o resignada a aceptar la gritería y el
escándalo y, por si fuera poco, compelida a dar el voto o sea a tomar parte
activa para que lleguen al poder los incapaces y gobiernen como tales".
Según el dictador, en la
Venezuela de su época, no era factible la democracia y que en la sociedad
pudiese entonces subsistir y desenvolverse, como expresión del ejercicio de las
libertades políticas, el debate de ideas, la organización de movimientos y
partidos, la discusión abierta de los asuntos públicos, el respeto al
adversario, la eficacia y la eficiencia administrativa, la escogencia de
propuestas y de alternativas, la satisfacción de las necesidades populares,
como forma civilizada de existencia, que pudiese compatibilizar al mismo
tiempo, el progreso material y la vigencia de los derechos de los ciudadanos.
No obstante esta
disyuntiva, el país, prefirió dar término a su dictadura en la jornada cívica
del 23 de enero de 1958, y abrir posibilidades diferentes a una necesaria vida
democrática que, no obstante sus errores y dificultades, grandes aciertos
tiene, grandes avances y desarrollos evidencia comparativamente con otros
sistemas políticos y, que, en suma, constituye la modalidad que mejor afirma y
asegura el destino político de la nación, fundada en los sagrados principios de
la libertad y de la soberanía del pueblo, surgida en nuestras luchas y
sacrificios republicanos, irrenunciables ya en nuestra historia, desde hace 200
años, cuando la patria resolvió ser independiente y surgir entre los pueblos de
la tierra con dignidad y grandeza, respetando derechos y conviviendo en paz.
(JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ,
2011)
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