viernes, 23 de octubre de 2015

Articulo de prensa



Pérez Jiménez, desarrollo sin libertades democráticas

El próximo 25 de abril, se cumplirán 97 años del nacimiento del ya fallecido ex presidente, Marcos Pérez Jiménez. Su vida representa la contradicción existente entre el hombre militar formado en la academia, capaz en lo organizativo y en el empeño realizador, y el hombre político (….).
En su gobierno coexistió el impulso desarrollista del país y la represión a las manifestaciones disidentes; la existencia de orden y seguridad, a cambio de la vulneración de los derechos humanos y políticos de una sociedad en la que se organizaron partidos de distinto signo ideológico que integraron a mayoritarios sectores urbanos, campesinos, gremiales, estudiantiles y ciudadanos.
Cuando el dictador se dirigió entonces al Congreso Nacional, el 4 de noviembre de 1957, presentaba su obra gubernativa, en los siguientes términos:
"Se ha adelantado en vasta escala múltiples planes nacionales, entre los cuales cabe destacar los de Vialidad, Comunicaciones y Transportes; Sanitarios y Asistenciales; de Fomento Industrial, Agrícola y Pecuario; de Mejoramiento Urbano y Turismo; de Electrificación; de Incremento de la Enseñanza y Desarrollo de la Ciencia; de Vivienda, y de Reorganización y Dotación para las Fuerzas Armadas".
(…) Pero más allá de los aspectos materiales de su gobierno, logros que ya la historia reconoce, en contraste con ellos, señalaba el dictador como factores negativos de la vida venezolana la: "pugnacidad política" y la: "presencia en el poder de partidos cuya organización y fines no corresponden a un sano concepto político". En virtud de ello, cuestionó a los gobiernos del país instaurados entre los años 1945 y 1949, durante los cuales: "se hicieron intransitables las pocas y anticuadas vías de comunicación que existían...; el déficit de producción...que hubo que importar hasta los alimentos primarios para la población..."; el aumento de la: "delincuencia" y que se: "derrocharon más de cinco mil millones de bolívares, y..., no se ejecutó siquiera una obra de escasa importancia".

Encontrando en los errores de la democracia la justificación de su gobierno y del orden dictatorial que había impuesto, exhibía al país: "la obra efectuada" en contraste con lo que calificaba como él: "engaño de los demagogos"; "la presencia en el poder de partidos como los que actuaron últimamente..., porque ellos no conocen a fondo los problemas nacionales ni sus soluciones, no constituyen fuerza política y son factores de desunión".

Y concluía Pérez Jiménez su mensaje de aversión a los mecanismos democráticos manifestando que: "Los partidos son factores de desunión porque acostumbrados a agredir sistemáticamente, provocan de inmediato las naturales reacciones, generan la animosidad, destruyen la armonía..."; observando cómo inconveniente: "diferentes partidos tratando de conseguir cada uno para sí los votos de los electores, mediante discursos en donde las amenazas y la difamación se mezclan a promesas y ofertas de bienestar...; calles de ciudades y pueblos pintadas y empapeladas hasta la saciedad...; la población entregada a discusiones y al forcejeo mental o resignada a aceptar la gritería y el escándalo y, por si fuera poco, compelida a dar el voto o sea a tomar parte activa para que lleguen al poder los incapaces y gobiernen como tales".

Según el dictador, en la Venezuela de su época, no era factible la democracia y que en la sociedad pudiese entonces subsistir y desenvolverse, como expresión del ejercicio de las libertades políticas, el debate de ideas, la organización de movimientos y partidos, la discusión abierta de los asuntos públicos, el respeto al adversario, la eficacia y la eficiencia administrativa, la escogencia de propuestas y de alternativas, la satisfacción de las necesidades populares, como forma civilizada de existencia, que pudiese compatibilizar al mismo tiempo, el progreso material y la vigencia de los derechos de los ciudadanos.
No obstante esta disyuntiva, el país, prefirió dar término a su dictadura en la jornada cívica del 23 de enero de 1958, y abrir posibilidades diferentes a una necesaria vida democrática que, no obstante sus errores y dificultades, grandes aciertos tiene, grandes avances y desarrollos evidencia comparativamente con otros sistemas políticos y, que, en suma, constituye la modalidad que mejor afirma y asegura el destino político de la nación, fundada en los sagrados principios de la libertad y de la soberanía del pueblo, surgida en nuestras luchas y sacrificios republicanos, irrenunciables ya en nuestra historia, desde hace 200 años, cuando la patria resolvió ser independiente y surgir entre los pueblos de la tierra con dignidad y grandeza, respetando derechos y conviviendo en paz.

(JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, 2011)

Referencia:

DÍAZ J. (12 de abril de 2011). Pérez Jiménez, desarrollo sin libertades democráticas. El Universal. Recuperado de: http://www.eluniversal.com/2011/04/12/perez-jimenez-desarrollo-sin-libertades-democraticas

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